miércoles, 8 de junio de 2011

El fondo del pozo

Este es un relato que envío alguien de España. No se su nombre, pero su historia es tan verdadera como estremecedora. Los que tenemos la desgracia de que nos alejen de nuestros hijos y hasta los pongan en contra nuestra lo entenderan mejor.

Despierto en una celda llena de hombres y de un olor a pies que se puede cortar con el mango de una cuchara. Despierto, pero no estaba dormido. Tengo una idea nebulosa de cómo he llegado hasta aquí.

Esta noche la policía cree que soy un maltratador, como los que salen por la tele a todas horas. Cien, doscientas, mil veces cada relato, contagiando a los tarados que aún no se han decidido a matarla. El efecto llamada de la tele que aconseja que los periodistas no hablemos de suicidios. No hay pruebas contra mí, porque no hay parte de lesiones. No hay parte, porque mi mujer no tiene ninguna lesión. Y no hay lesión porque no ha habido malos tratos. Salvo una vez que me rompió el mando a distancia en la cabeza. No hay nada, pero parece ser que soy un maltratador porque lo dice mi mujer. Su palabra es moneda única en una isla oscura del derecho donde soy el malo sólo por haber nacido con el sexo equivocado.

Horas antes. Llaman. La policía. Me han denunciado. Pregunto si he hecho algo malo con el coche y me contestan que eso no lo aclaran por teléfono. Mi mujer me ha amenazado muchas veces con denunciarme por maltrato, pero no creo que se haya envilecido tanto. Llego a la comisaría y los policías municipales me tratan con amabilidad. Rellenan documentos. Al rato, uno de ellos dicta algo referente a “el detenido”. Desde mi silla, que está frente a la mesa de despacho, levanto las cejas:

- Pero, ¿quién es el detenido?
- Usted no se preocupe.
- Ya, ya, pero ¿quién es el detenido?
- Usted. No se preocupe.
- ¿Voy a dormir en un calabozo?
- Seguramente podrá ir a su casa, pero usted no se preocupe por eso.

Me preocupa que me aconseje tantas veces que no me preocupe. Llegan los papeles de la declaración de mi mujer. No contenta con denunciarme por pegarle, ha pedido una orden de alejamiento. Como los agentes temen que yo vaya a dormir a mi casa y cometa algún disparate; o como no lo temen pero prefieren curarse en salud por si hago una barbaridad, pues los hombres siempre hacemos barbaridades, todos los hombres, todas las barbaridades; pues ahora resulta que sí voy a pasar la noche a la sombra.

¿Qué voy a dormir dónde…? ¿Yo? ¿Hoy?

Todavía no imagino que eso será una odisea que me marcará con un recuerdo poco grato.

Me dejan hablar a solas con mi abogado, que me ha asistido durante la declaración ante la policía. Charlamos en un cuartito lóbrego con un tubo de neón de fulgor tenue. Salimos y un policía me dice que espere, pero en lugar de en el banco de la entrada, como cuando entré, mejor en el cuartito. Suena a mi espalda el correr rotundo del cerrojo y me vienen a la mente imágenes de películas de cárceles. Me hundo en la penumbra, peleando con varios pensamientos atropellados. ¿Esto es verdad? ¿Esto es normal? ¿Sin una sola prueba? ¿Sin haber hecho nada? ¿Estoy así de solo? ¿Adónde me van a llevar? ¿Por qué se ha ido mi abogado?

Me han quitado el teléfono. Tres veces he pedido que me lo devolvieran para llamar y tres me lo han negado. He preguntado inocentemente por qué y, al cuarto intento, me han explicado que los detenidos tienen que estar incomunicados. Trago saliva. Cómo ha cambiado mi estatus. Qué poco lo había valorado hasta ahora. Hoy, quitarte el teléfono portátil es dejarte desvalido. Cuando te quedas sin él estás aislado por primera vez en tu vida. Estás desnudo y te vuelves muy pequeño en el fondo del calabozo que hay dentro de ti.

En el fondo del tabuco, el tiempo repta lento y oscuro. No sé cuánto llevo allí, debajo de la penumbra. El policía abre la puerta y me pregunta qué tal lo llevo. O le pesa la culpa de tenerme allí o es muy amable. Vuelve a cerrar. Pasa un tiempo eterno que gotea. Me sacan del calabozo y me esposan con las manos delante. “Solemos ponerlas detrás, pero usted no va a escaparse”. Sí era sentimiento de culpa. Cuando no están ante un delincuente, actúan de manera distinta. No los imagino haciéndole de niñera, como hacen conmigo, a un atracador peligroso. Me van a trasladar a una comisaría grande de Moratalaz, una especie de hotel subterráneo, enrejado y enorme. En mi inocencia, espero que me toque pasar la noche en un calabozo individual. Incluso espero dormir, pues tengo la impresión de que todavía es temprano.

¿Qué hora es? Qué hora es-qué hora es-qué hora es, joder.
¿Qué estará haciendo Claudia?

Las hijas, los hijos, no son nuestros. Sólo un poco. Salvo para pagar. La mayor parte pertenece al contrario.

Siempre el tiempo. En el universo paralelo pasan cosas imposibles y no existen las horas. Mi reloj estaba en el teléfono y eso me desorienta todavía más. La noche será larga, pero ni “larga” ni “corta” significan nada ya. Los adjetivos han muerto. Incluso kafkiano. Desgraciadamente, he leído El Proceso, así que sé lo que significa el vocablo más utilizado por quienes no lo han leído. Mi cordura va por el mismo camino que los adjetivos.

Como tampoco sé qué ha dicho ella en su denuncia, ignoro por qué estoy detenido. Desorientación. Casi estado de choque. Las calles pasan hacia la parte trasera del coche patrulla de forma un tanto irreal. Quiero formar parte de ese decorado, pero como caminante y de los buenos, de los que no llevan esposas. Qué importante es la libertad que no he valorado en todos estos años. Me muero por ver una película, o dar una vuelta, o hacer cualquier cosa mientras espero el juicio que van a celebrar mañana. Lo que sea, pero fuera. La puerta del coche patrulla no tiene manija por dentro. Si tenemos un accidente, me frío allí mismo.

Llegamos a Moratalaz. El hotel. Allí cambian ambiente y modales de los agentes. Estos nacionales

No entiendo nada, no sé ni qué policías son. Parecen maderos.

…no aprendieron de pequeños a decir “por favor” y ya es tarde para enseñarles. Cuando uno me grita “¡Ven aquí!”, algo me dice que no le conteste “Nos conocemos de algo, agente?” Mejor calladito. Me alegro de no haber respondido cuando el mismo individuo, un rapado atlético de unos treinta años y aspecto paramilitar, sienta de un bofetón a un detenido muy pesado que dice estupideces sin parar. Como el pobre diablo sigue gritando, varios agentes lo muelen a porrazos y a patadas. De modo que estas cosas siguen pasando.

Como con Franco. Supongo.

No conocí la dictadura. Otro energúmeno uniformado rebuzna: “¡Aquí no se puede fumar! ¡Esto es un lugar público!”. Junto a él, su compañero fuma un cigarrillo con las pezuñas sobre la mesa mientras trasiega cerveza de


una lata de Carlsberg. Dedica a los detenidos algunas lindezas que adorna con profundas convicciones democráticas: “¡Los bolivianos! ¡Ésos son! ¡Ésos tienen la culpa de que mi niña no tenga una beca de comedor!”.

Joder, qué bien he estado calladito.

Antes de llevarme a la celda, me quitan el cinturón y los cordones de los zapatos para que no me cuelgue. Podré cortarme las venas, porque me devuelven los billetes que llevaba. Temen que el dinero desaparezca en sus propias manos. En el hotel se duerme poco y mal, sobre una colchoneta fina tirada en el suelo y, los menos escrupulosos, bajo una manta repugnante de color panza de burro que no ha conocido jabón en su añejo existir. Tiene que estar cargada de ladillas. Los más melindrosos preferimos el frío. Los hay que duermen como troncos; son los habituales del establecimiento, que nadan en el ambiente patibulario como peces en el agua y no están enfadados con el Sistema sino consigo mismos por haberse dejado coger. Dos novatos sollozan. Varios detenidos con currículo narran a los cuatro vientos sus hazañas carcelarias y de comisaría. Eduardo dice, orgulloso, que ya ha sido detenido en dieciocho ocasiones. Roba en grandes almacenes y justo han tenido que ir a por él ahora que se había llevado cuatrocientos dieciocho euros, rebasando por error el límite que permite que te detengan. Estaba trabajando con la Vane, que es su mujer y que está detenida aquí mismo. Según Eduardo, la cosa tiene narices, porque ella está embarazada de tres meses. En sus palabras no hay sentimiento de culpa. Describe el panorama y el futuro cercano, pero no hace juicios morales sobre su trabajo. Desde el otro lado de nuestros barrotes nos llega un “¡Te quiero!” dirigido a Eduardo con voz rota. Es la Vane, una morena guapa y despeinada que, en chándal, cruzó hace un rato por delante de nuestros barrotes rumbo a la habitación de las chicas. Toda la familia es del gremio. La madre de la Vane está en la cárcel de Brieva cumpliendo una condena de cuatro años, pero ya ha pagado dos y medio.

Maltratador.

La palabra zumba dando vueltas dentro de mi cráneo. En casa nadie ha tocado a nadie, salvo aquella vez del mando a distancia.

Lo que más impresiona del hotel es comprobar cómo casi la mitad de los huéspedes está allí por denuncia de malos tratos. Detenciones de hombres en masa. Madrid. Siglo veintiuno. Soy periodista, pero no sabía esto. ¿Lo sabe alguien que no haya bajado esta escalera? Uno de los que sollozan es empleado de Telefónica: Clemente. Lo han detenido en la empresa, con las muñecas por detrás en los grilletes, y difícilmente podrá borrar ante sus compañeros los estigmas que le han atravesado las manos y helado el corazón. “Le dije que iba a separarme de ella y me pidió que no lo hiciera. Luego me dijo que su padre, que es policía retirado, me iba a pegar dos tiros. Finalmente, me ha denunciado esta noche porque yo iba a pedir hoy el divorcio”. Clemente dice que ya nunca se fiará de otra mujer. Voy a opinar que es injusto que generalice cuando vuelve a abrir la boca: “¿Y si la próxima también me denuncia, y ya con este antecedente?”- dice respirando entrecortado.

¿Y si me callo, porque este tío tiene razón y yo soy imbécil?”

Los huéspedes del otro gremio (no los civiles, sino los manguis) son auténticos artistas colando droga en las celdas de la comisaría de Moratalaz ante las narices de los policías nacionales, tampoco muy preocupados por el particular. Uno lleva una piedra de hachís en el forro de sus deportivas y otro ha pasado un cigarrillo metiéndoselo en los calzoncillos. La Vane, toda una heroína, ha conseguido colar, sabe Dios dónde lo habrá escondido, ¡un mechero! que irá circulando por las celdas de mano en mano, entre barrote y barrote. No sólo los carceleros tienen derecho al


tabaco. Algunos hombres culpables, pleonasmo, fuman cigarrillos y porros. Cuando el mechero de gas se agota y el papel también, Eduardo y Yassir encienden una piedra sólo con la chispa y fuman aspirando directamente las emanaciones de la diminuta porción de droga, sin
tabaco ni papel. Yassir es un marroquí de unos veinticinco años que ha pasado seis en la cárcel, fue expulsado de España y ha sido detenido casualmente por la policía en plena estancia ilegal aquí. Me cuenta orgulloso su mayor hazaña en la Modelo de Barcelona: haberle pegado un palizón que no olvidará, “casi lo mato”, a otro recluso dejándole la cara marcada.

¿Voy a dormir con este pájaro de la cicatriz?

Alguien le pide al de Telefónica que se tranquilice. Bajo la voz y, en un aparte, le digo que no pasa nada y que lo único que no se le puede decir a alguien que ha perdido la calma es “ten calma”. Que piense en que mañana estaremos fuera, cosa que ignoro por completo porque aún no conozco las interioridades del Sistema. De hecho, no sé que el Sistema existe; llevo cuarenta y dos años pensando que vivo en una democracia que no persigue a la gente por el tipo de sus genitales.

¿Cómo era aquello del lechero de Churchill? ¿Pasan allí estas cosas?

Mantengo la calma, pero no puedo dormir sumergido en tanta épica carcelaria, tanta claridad en la habitación de un hotel en el que la luz no se apaga y tantas voces que piden tabaco de celda en celda. Ya no queda hachís “rico, rico, rico”. La noche, un tiempo blanco y lábil sin nada que hacer entre cuatro paredes, sería eterna sin Eduardo, que mata las horas con la narración repetida de sus aventuras. Se cree Makinavaja, pero es un chorizo de poca monta que malvive mangando camisetas de Gucci. Parece ser que todavía no ha pisado la cárcel. El chico de las gafas que


intenta dormir tumbado a mi lado no ha cruzado palabra con nadie. Forma parte de la otra mitad de los detenidos, la

parte silenciosa que, con los ojos muy abiertos, no termina de creer lo que le está pasando. Queda el trámite de la toma de huellas, que la policía científica realiza sobre las cinco de la mañana, no vaya a ser que alguien pueda dormir algo. Los policías con bata blanca dan menos miedo. Me toman las diez huellas de los dedos de las manos. Me fotografían de frente y de lado, como en las películas.

Dos horas después intentan despertarnos a gritos. En vano, porque ya estamos despiertos casi todos. Dos clientes habituales del establecimiento sí se desperezan lentamente. Algo divertido por fin: nos entregan un cartoncito de zumo y cinco galletas maría, todo ello envuelto en un plástico que reza “Cuerpo Superior de Policía”. Galletas Madero, vamos. Reparo en que esta gente no nos ha servido nada de cenar. Nos permiten ir al retrete y nos devuelven a la celda para hacernos esperar aproximadamente una hora más. Siempre esperar. El tiempo del cautivo vale tan poco como él. Nos esposan de dos en dos. A Yassir, apretándole tanto la muñeca que la mano se le pone morada. Protesta, pero no le hacen caso. No somos ciudadanos. Lo peor está por venir: nos meten de siete en siete en furgonetas homologadas para cuatro o cinco personas. Sería gracioso que la Guardia Civil nos parase y multase a la Policía Nacional por llevar sin cinturón a dos chorizos y cinco asesinos de mujeres. Si no has visto una de estas lecheras por dentro, no has visto nada. El habitáculo es un cubo sin ventanas y casi hermético; hay un respiradero en el techo, pero está cerrado. También hay un ventanuco rectangular enrejado que no da al exterior sino al cogote del conductor. Mi compañero de grilletes

Pero ¿qué hago yo esposado a un tipo en un furgón?

…padece claustrofobia y los demás nos dejan que nos coloquemos tras el ventanuco. Sensación de angustia oscura en el cajón superpoblado y sin ventilación. Viaje eterno. Llegamos a lo que cuando saco la cabeza del camión de cerdos resulta ser la Plaza de Castilla. Otro hotel. Con el mismo número de estrellas. Los nacionales nos sacan del ataúd, siempre a gritos, siempre con desprecio, y aterrizamos en los calabozos más famosos de España. Aquí, la Policía volverá a tratarnos amablemente. Deambulamos durante varias horas de celda en celda y terminamos todos en una muy grande, un habitáculo desconchado y muy deprimente. Para que esto sea El Expreso de Medianoche sólo falta que la gente dé vueltas. Prefiero no saber a qué huele. El día luce lejos, en una ventana muy alta que da a la acera. El albañal dispuesto para orinar me demuestra que no conocía el significado de la palabra “repugnante”. Si quieres exonerar el vientre, te exhibes frente a treinta personas tras un muro bajo que no tapa la mitad de tus miserias. No hay retretes dignos aquí porque aquí no hay ciudadanos sino reses. Nunca desde fuera me había parado a pensar que los de dentro se convirtieran en animales. No me parece justo ni para los culpables.

¿Cómo serán las cárceles de Marruecos?

Cuando empiezo a encontrar cómodo el muro contra el que estoy recostado, uno de los detenidos me advierte que estoy descansando contra una pared pintada desde arriba hasta abajo con excrementos. Me incorporo y me giro con cierta calma, porque parece que el asunto tiene ya poco arreglo. En efecto, hay en el muro pintadas marrones de gente que está cagándose en todo.

Ya despunta la tarde cuando el juez me llama. El Sistema me ha tenido retenido casi veinte horas. Una pareja de la Guardia Civil, también correcta, me habla de usted y me pasea esposado por todo el edificio de los juzgados. El estigma llama la atención: la gente, toda la gente, te mira primero a las esposas y después a la cara. En principio, espero no encontrarme con nadie conocido, aunque después de tanto tiempo sin dormir empieza a darme todo igual. Llego con mi abogado, un novato que se pone muy nervioso delante del juez, a la sala donde un dios menor decidirá el futuro de un malhechor que no ha hecho ningún mal. Es un juzgado de Violencia contra la Mujer.

Pero, ¿hay juzgados sólo para mujeres? ¿Castigos sólo para algunos? ¿Leyes distintas? ¿Estamos en España?

El juez ordena a los guardias que me quiten las esposas. Efectivamente, es el eterno demiurgo; si chasquea los dedos, voy adentro. Los agentes se quedan cerca de mí. El juicio dura un cuarto de hora. Mi mujer, tan aterrorizada como estaba por la situación, no se molesta en presentarse para explicar por qué. Su declaración dice que hace años le di un empujón. Es mentira. Hoy no se decide sobre mi acusación penal porque éste es un juicio de medidas provisionalísimas: se fija la pensión que pagaré de momento, hasta que tengamos las provisionales, que dirán lo mismo: que la peque es de ella. El piso me da igual. Al juez le sorprende que pida la palabra para decirle que lo único que me importa es ver a mi hija. La tendré conmigo los martes y los jueves por la tarde, y los fines de semana alternos. Aunque mi pequeña tiene cuatro años y no sabe por qué ha desaparecido su papá, el que se levantaba cada noche cuando ella lloraba, mi mujer decide que el primer fin de semana es suyo. Me sueltan. En la calle sobra luz. Cojo un taxi. Voy a la comisaría para que la Policía Nacional me escolte hasta mi casa, en adelante su casa pagada por mí, para recoger mis cosas. El procedimiento de selección consiste en que cojo lo que ella señala y pierdo lo que ella se adjudica. Se queda con las películas de mi niña

¿Su niña?

…que yo grabé durante toda su vida y toda mi vida con mi cámara.

Los párpados se vuelven persianas, pero los sostengo bien arriba. Me obligo a escribir esta historia antes de dormir, todavía fresca. A lo mejor un día le sirve a alguien que sufre."

martes, 20 de julio de 2010

El Peter. Nacido para pelear

En todas las colonias existe un buscapleitos y en algunas muy bravas hasta más de uno, al menos ese era el caso del barrio donde crecí. Puede ser muy molesto y estresante si uno se llega a convertir en objeto de ataques y al respecto se han escrito libros, hecho películas y hasta obras de teatro, sin embargo ¿Qué pasa si en vez de ser su enemigo, te vez en la necesidad de ser su amigo? Esto también puede causar grandes problemas, al menos en mi caso los hubo.


Normalmente nos reuníamos afuera de la casa de mi primo y muchos vecinos nos criticaban el que siempre nos veían en la calle, pero ni modo que nos vieran cuando estábamos adentro de nuestras casas, tal vez tendríamos que poner un letrero que dijera “pase a ver al vago en su hábitat”, hasta podríamos cobrar la entrada. Pero nuestras platicas eran muy espirituales y muy críticas, como por ejemplo hablábamos de cosas como cual vecina pensábamos que tenía el mejor trasero o cual de ellas ya no era virgen, también tratábamos temas políticos como si la URSS era mejor que Estados Unidos o cual presidente robaba más. Desafortunadamente ahora muchos no saben que significaba la URSS y todos los políticos roban igual por lo que ya no es un tema de conversación actual. Lo de los traseros creo que sigue siendo vigente.

En algunas de esas reuniones donde reflexionábamos profundamente sobre los temas descritos llegaba el Peter; era un muchacho alto, fornido, con mirada de loco y ademanes exagerados a la hora de platicar. Entonces teníamos que escuchar su conversación que siempre giraba sobre cuántas veces se había peleado ese día… y si alguien pasaba caminando por la banqueta contraria, el Peter les lanzaba 5 chiflidos, o les arrojaba piedras o les gritaba “Putos” o todo al mismo tiempo, nadie replicaba y pasaban lo más rápido que podían, se me figuraba a esos perros que cuando pasa un auto lo corretean aunque no sé si lo hacen solo por el gusto de hacerlo o porque piensan que es su trabajo.

El no tenía empacho en golpear lo mismo señoras que venían del mercado con su mandado o niños cuando salían de la primaria. Normalmente lo hacía para provocar a los esposos o Padres y después golpearlos también. Jamás lo vi perder un pleito. Una vez le cambio a la señora de las quesadillas unas corcholatas de refresco por un par de sopes. Me sorprendió que la señora aceptara la fichas, pero ¿Cómo negarse a negociar con el Peter?.

Otra ocasión en que íbamos al centro a comprar material para la escuela nos lo encontramos y nos dijo “¡Que onda! ¿A dónde van?”
– Vamos al centro Peter
-¡Cámara! Los acompaño

Ni siquiera espero respuesta y nos acompaño. Subimos a una combi y nos toco sentarnos en la banca que va de espaldas al chofer, en la banca de enfrente iba otro tipo con el que el Peter de inmediato entablo un duelo de miradas, después de unos segundos de medirse, el Peter hizo un circulo con el dedo pulgar y el índice mientras que enroscaba el resto de los dedos, entonces haciendo esta señal levanto la mano hasta la cara de su rival. Esto fue como cuando suena la campana en el ring. Mis otros dos amigos y yo nos quedamos viendo el uno al otro como pensando “Ya se armo el pleito”. Entonces comenzó el intercambio de golpes dentro de la combi y el chofer se tuvo que detener para que todos los demás pasajeros nos bajáramos, mientras que el Peter y su rival en turno siguieron golpeándose arriba de la combi y todos observábamos a través de las ventanillas. Al final el Peter salió victorioso y todos subimos de nuevo para que se reanudara el viaje.

De regreso decidimos abordar un camión para evitar otro contratiempo, al menos en el camión hay más espacio y si se diera un pleito no tendríamos que bajarnos. Afortunadamente no hubo mayores contratiempos a excepción de los arrimones que el Peter les daba a todos los pasajeros, hombres y mujeres, pero nadie protesto y no hubo pleito que contar. Me dio la impresión de que el Peter jamás había salido de la colonia.

En otra ocasión estábamos jugando futbol en la calle y paso una vecina por la calle a quien el Peter le lanzo varios piropos subidos de tono, como “Mamasota, a ver cuando nos comemos eso”, la mujer en cuestión no era precisamente una reina de belleza, pero tenía su encanto y aunque siempre usaba atrevidos vestidos y escotes, nadie le decía nada porque su marido era “El Hippie” uno de los pandilleros más temidos de la colonia, era más alto y fornido que el Peter y nadie en sus 5 sentidos se atrevería a retarlo.

La mujer en cuestión ni siquiera se fijo quien la insulto y se limito a amenazar: “Ahorita le voy a decir a mi marido”. Dicho esto la vecina entro a su casa y casi en seguida salió el Hippie furioso, diciendo: -“¿Quién fue el hijo de toda su recabaretera que se paso de listo con mi vieja?” y reto a golpes al osado que se había atrevido a poner en cuestión la honra de su mujer y exigiendo que le dijeran quien fue. El Peter respondió tranquilamente al ofendido: “Yo fui y qué”. Es como si se hubiera detenido el tiempo, el partido se suspendió y se hizo un silencio sepulcral había varios equipos esperando la reta y muchos espectadores. Se podía decir que estaba toda la comunidad reunida.

El Hippie al ver que se trataba del Peter cambio su tono de voz por uno más conciliador mientras trataba de convencerlo de que la paz debe imperar entre los vecinos para una sana convivencia: -“Agarra la onda Peter, somos vecinos, vamos a respetarnos”. El Peter respondió: “No no no, tu venias a echar pleito y ahora te aguantas”. Ese pleito era como ver un clásico o un partido de semifinales de copa del mundo. No hubo argumento del Hippie que convenciera al Peter de no pelear, incluso le dijo que no sabía que era él, es más, casi le pidió a su esposa que se disculpara con Peter pero al final no tuvo más remedio que pelear y a decir verdad no dio mucha batalla ya que en el primer golpe se quedo sin dientes y después de la humillación se metió a su casa con el rabo entre las patas.

Estoy casi seguro de que si la mujer se hubiera molestado en fijarse quien la insulto, no le hubiera dicho nada a su marido, probablemente le ha de haber costado una golpiza conyugal. Después de esto se reanudo el partido como si nada hubiera sucedido.
Otra ocasión mientras platicábamos, llego una pandilla como de 30 integrantes todos armados con chacos, navajas, y palos y llegaron buscando al Peter: - Peter venimos por ti. El Peter respondió: - “Esta bien, pero denme duro porque después de que me recupere voy a ir a buscar a uno por uno, a ti Muelas, después contra ti “chelas”, a ti también Gaspar y a ti “chester”…” y los fue nombrando mientras clavaba su mirada de loco en cada uno de ellos. Después de esto el que parecía el líder le dijo: “Eh… bueno, pues ya te advertimos… para que no te pases de listo”. Dicho lo anterior dieron la media vuelta y se retiraron y ya casi cuando daban la vuelta en la esquina uno de ellos grito: ¡Puto!

Como se podrá observar hasta aquí´, el Peter no era fácil de sobrellevar y era de mecha muy corta, así es que más valía mantener la paz con él y escuchar sus estúpidas pláticas con tanta atención como en la antigüedad se escuchaba a los profetas. Así es que cuando yo regresaba de la escuela a eso de las 10 u 11 de la noche, siempre lo encontraba en la esquina y tenía que escucharlo hasta las dos o tres de la mañana casi todos los días, que si ahora se peleo contra dos, que si le pego a Doña Julia, que si alguien lo vio feo y le dio su merecido, etc. Hasta ahí todo era soportable hasta que un día se acordó que entre él y yo jamás habíamos tenido un pleito y me empezó a retar. Me quitaba la mochila, entre todos me hacían el columpio que consiste en colocar a alguien boca abajo y entre 4 lo toman por cada uno de las extremidades y lo empiezan a aventar hacia arriba lo más alto que pueden y lo sueltan para ver qué tanta agilidad tiene y evita el golpe de la caída. Y eso era todos los días. La otra opción era aceptar el reto a golpes, pero yo leí el libro del “Arte de la guerra” y se que jamás se debe pelear una batalla que no se puede ganar.

Un día me dirigía a una cita que tenía con algunos amigos y la calle estaba solitaria, a lo lejos me percate que dos tipos estaban asaltando a una señora, para entonces yo había visto suficientes películas de Charles Bronson, Chuck Norris, Bruce Willis, El chapulín Colorado y tantas películas de acción y súper héroes, que en ese momento pensé que podría salvar a esa damisela y sin pensarlo más corrí hacia los atacantes mientras alentaba a gritos a mi ejercito imaginario haciendo imitación de voces diferentes y chiflando. Pensé que con eso se asustarían y se irían, cosa que sorprendentemente sucedió, ya que los asaltantes dejaron a la señora y echaron a correr, cuando llegué donde estaba la asustada dama, me dijo señalando con el dedo “se fueron por allá” y hasta la fecha no sé porque decidí perseguirlos unas cuadras más, quizá fue la confianza que me dio el éxito inicial o tal vez me sentí comprometido a terminar el trabajo, pero más bien creo que fue la idea de que no los alcanzaría, así es que sin una idea muy precisa de lo que haría eche a correr tras ellos.

El problema fue que apenas llevaríamos unos 200 metros corriendo cuando el más gordo de ellos se detuvo a descansar, lo cual me tomo desprevenido ya que no era parte del plan, además de lejos no se veía tan grandote, parecía un luchador; debo confesar que me dio miedo, pero no podía dar la media vuelta y correr en sentido contrario o llegar a tocarlo y decirle “las traes”, eso se hubiera visto muy mal, así es que me armé de valor y sin detener mi carrera llegue y lo empuje por la espalda, para sorpresa de ambos el tipo voló por los aires y aterrizó con la cara dándose un buen raspón y al ver que difícilmente se levantaría regrese a rematarlo con una patada en la cabeza. Unos muchachos que venían caminando observaban la escena y yo solo atine a decirles “Deténganlo… voy por el otro” mientras emprendía la carrera nuevamente.

El gordo se quedo tirado y no lo volví a ver jamás. Yo seguí corriendo tras el otro que afortunadamente traía más condición y cuando pasamos por donde estaban todos los vecinos jugando la cascara me detuve y les reclame que porque no lo habían detenido y hasta me atreví a reprocharle al Peter: “Ahí esta Peter, no que tu eres muy valiente ¿Por qué no lo encaraste?” El Peter estaba sumamente consternado y solo alcance a escuchar “¡Estás loco! Ese buey trae navaja”. Yo seguí corriendo varias cuadras más, pero trataba de hacerlo al mismo ritmo que el maleante, para no alcanzarlo por supuesto, después de un buen rato se detuvo y yo también como 20 metros atrás, el traía la bolsa de la mujer bajo el brazo y le grite: “¡Agarren a ese ratero!” tras lo cual el tipo emprendió la carrera. Yo ya no lo seguí “ya se la gano” pensé refiriéndome a la bolsa.

Regrese caminando lentamente y cuando pase por donde estaban todos mis vecinos me preguntaron qué había pasado y les platique. Peter me pregunto que era de mí la señora y le dije que no la conocía. Soltó a reír y grito: “¡El Alex está loco, correteo a unos rateros por una señora que ni conoce!”.Solo atine a decirle: “¿Y qué tal si era pariente tuya o de alguien de aquí? No es bueno que los rateros piensen que pueden robar en esta cuadra sin que les pase nada porque por ahí pasan nuestras mamas, hermanas y demás vecinas” Dicho lo anterior todos se quedaron callados y yo me fui a ver con mis amigos, que por cierto no me creyeron la historia y tuve que pagar multa por llegar tarde.

La ganancia fue que el Peter me respeto desde ese día y jamás se volvió a meter conmigo.

REFLEXION
Cuando persigas un objetivo, debes estar preparado para saber qué hacer si lo consigues.

lunes, 15 de junio de 2009

Los hijos y el divorcio




Existen mil terapeutas y miles de consejos sobre como actuar después del divorcio, como tratar a los hijos, a la antigua suegra al perro a los vecinos a los amigos, etc, incluso algunos muy ladinos dicen que deben terminar como amigos, casi todo dicho por personas que creen o hacen creer que tienen la vida perfecta y que ellos jamás se han peleado con sus parejas y que miran a quienes hemos tenido la fortuna de divorciarnos como si fuéramos especies raras. Los alcohólicos están aconsejados y son ayudados por otros alcohólicos porque conocen el dolor y el placer que les provoca su vicio y nadie más que no sea de su misma condición podría imaginarse el cielo y el infierno que viven. Los terapeutas de pareja son como los maestros que enseñan ingles y nunca han tenido una conversación con un extranjero o los arqueólogos que dan cátedra en la universidad y jamás han excavado ni una zanja para desenterrar el hueso de pollo que escondió el perro.



Sobre los que opinan que se puede ser amigos, voy a mencionar 10 cosas porque no se puede ser amigo de la ex pareja y que solo en el transcurso de varios años se podrá comprobar:


1. Porque fuiste golpeado por sus parientes.
2. Porque gasta la pensión alimenticia en mantener al vago con el que sale y tus hijos no tienen zapatos.
3. Porque al primer encuentro amistoso terminarían en la cama y ya no serían amigos sino amantes.
4. Porque tu actual pareja no lo permitiría.
5. Porque subió mucho de peso y le salieron granos en la cara.
6. Porque se lleno de hijos.
7. Porque te das cuenta que no tienen nada en común.
8. Porque no puedes permitir que te lastime de nuevo la misma persona.
9. Porque has podido superar el dolor que te causo la separación.
10. Porque eres capaz de encontrar personas que te quieren de verdad.

Alguna vez escuche en una estación de radio que la hija de unos divorciados decía que sus padres se reunían cada semana a tomar un café, claro que no le iban a decir a que hotel se metían a tomarlo. Se necesita ser muy ingenuo para creer historias como esa, ¿O no es cierto eso de que “donde fuego hubo cenizas quedan? Hay que ser muy patético y necesitado de afecto para regresar a buscar la amistad de alguien con quien se compartió una vida, sueños y proyectos algunos que se concluyeron y otros que se desmoronaron. Es como el que renuncia de una empresa siendo gerente y regresa a pedir trabajo haciendo limpieza. ¿Tiene sentido?

Confieso que al principio de la separación definitiva era tanto mi rencor y mi desolación que pensé en abandonara a mi hijo, ¿Qué caso tenía que lo siguiera viendo si ahora tenía otra familia? Pensé que no era importante para el tampoco y que lo mejor para todos era que me desapareciera y que lo dejara ser feliz con su padrastro, sin embargo el que fuera lo mejor no necesariamente era lo correcto, por lo que me armé de valor y fuerza de voluntad y me mantuve constante con el, aunque cada que tenía que ir por el se me revolvía el estomago y tenía que soportar el mal humor, el coraje y la tristeza a la vez que me daba el tener que seguir teniendo tratos con su madre.




Aun esta lejos el momento en que el pueda venir a vivir conmigo, pero hemos fortalecido nuestro vínculo de tal manera que no solo soy el señor que lo lleva a pasear los fines de semana, sino que soy su familia y el sabe que yo siempre voy a estar ahí y que no voy a ir a ningún lado. Eso le ha dado certeza a su vida y le ha permitido dentro de lo razonable ser un niño feliz porque sabe que aunque sus padres estén separados el es amado por los dos y eso es mucho más de lo que tienen muchos niños cuyos padres viven juntos.


A pesar de los posibles rencores y odios que aun queden entre los dos ambos tratamos de no hablar mal del otro porque ¿Qué ganaría el niño sabiendo quien es mejor de sus padres o quien es el más malo? ¿Odiar a alguno de ellos? Sería como convencerlo de que como el brazo derecho es más importante porque con el escribe, el otro no lo necesita y puede amputarlo. Claro, ganas no me faltan de platicarle cosas malas de su madre y estoy seguro de que a ella le pasa igual, pero es un juego en el que todos perdemos y la verdad es que ya he perdido mucho y ahora solo estoy para ganar.

¿Qué hay de la custodia de los niños? El niño debe permanecer con su madre dice la ley a menos que sea ramera, mariguana, lo ponga a pedir limosna o viva con un pederasta, y eso ponen los abogados en las demandas aunque no sea verdad porque lo único que les importa es sacar el mayor provecho posible de los desacuerdos de los demás. Después viene la respuesta de la madre diciendo que el padre es un desobligado, borracho, golpeador y explotador de prostitutas, claro, si las prostitutas son las que me explotan a mi, y se vuelve un juego de haber quien dice la calumnia más grande. El niño termina envuelto en esta serie de ofensas interminables y lo único que hacen los padres es ponerlo en peligro porque lo puede recoger alguna institución como el DIF, tratarlo como huérfano y después desaparecerlo como le hacen en algunos albergues del Distrito Federal. Lo mejor es que si en verdad la madre quiere quedarse con los hijos y es capaz de cuidarlos y protegerlos deben estar con ella. El solo hecho de querer fastidiar al otro o quedarse con la pensión alimenticia no debiera ser el motivo para pelear a los hijos.
La mayoría de los padres dicen que darían su vida por sus hijos, claro, como no estamos en guerra es fácil decirlo, pero si estamos dispuestos a tanto sacrificio ¿Por qué no sacrificar el orgullo personal y el rencor hacia la pareja con tal de que ellos estén bien?

Las leyes mexicanas permiten que el menor decida a los doce años con quien de sus padres vivir. Yo esperare con paciencia el año 2012 para que eso suceda, mientras tanto mi agenda de fines de semana esta ocupada.

viernes, 23 de enero de 2009

La Maldita Crisis

Desde que tengo memoria, no recuerdo jamás haber escuchado que no hay crisis económica en México, solo que por alguna razón ahora le están haciendo más propaganda. Si a Estados Unidos le va bien sube el dólar, si les va mal también sube el dólar, si les va normal, sube el dólar.

Dicen las automotrices que no venden y fueron a chillar para que el gobierno les de dinero, claro, los ejecutivos fueron en avión privado, cuando se les recrimino al respecto volvieron a ir en una caravana de camionetas de lujo nuevas, para que vean lo humildes que son. Lo peor de todo es que ya subieron los precios de los autos nuevos con lo cual demuestran que prefieren correr empleados y vender menos que sacrificar utilidad. El gobierno en vez de darles dinero debería subsidiar a las familias para que adquieran un auto y con eso todo mundo gana, pero pareciera que nadie ve más allá del bienestar inmediato.

Cuando Henry Ford redujo los turnos de trabajo de 12 a 8 horas y la jornada de 6 a 5 días, no lo hizo por ser un alma caritativa, más bien planeo la forma de incrementar la producción lo que le trajo mayores ganancias a el y de paso a sus trabajadores.

Todo mundo recuerda el caso del Fobaproa en México. Los banqueros se dedicaron a auto prestarse dinero que sabían que nunca pagarían, esto origino que varios bancos quebraran y el gobierno con nuestros impuestos les compro todos sus préstamos incobrables. Como en la calle no había dinero circulando, las tasas de interés subieron y la gente que tenía prestamos en tarjetas, automotrices o hipotecarios ya no pudo pagar la mensualidad, a esas personas no hubo Fobaproa que los rescatara ni el gobierno se ocupo de ellos, simplemente miles de familias perdieron sus casas por atrasarse con los pagos. Después vino lo más indignante de todo el asunto. El Fobaproa vendió miles de esas casas embargadas en un promedio de 3 mil pesos a los hermanos Bibriesca, hijos de Martha Sahún y bueno, de aquí se origino una de las mayores fortunas mal habidas desde tiempos de Portillo y Durazo. ¿Qué hubiera pasado si mejor les hubieran vendido en esa misma cantidad a las familias que por años habían pagado altos intereses a los bancos?

Lo que hubiera pasado es que esos miles de familias no hubieran perdido su patrimonio, y ya estarían cambiando auto quizás por segunda vez, se hubieran ido más veces de vacaciones, hubieran comprado más muebles y la economía en general estaría mucho mejor. No habría tanta violencia y delincuencia en las calles, y no estaríamos al borde de un colapso social provocado por líderes fascistas como Lopez Obrador y por el poder que ahora tiene la delincuencia organizada.

Toda mi vida recuerdo que el país ha estado en crisis económica, pero no recuerdo nunca tanta violencia y delincuencia.

Hace años circulaba un periódico que se llamaba el Alarma y en el encabezado mostraba fotos de descuartizados, encostalados, abuelitas violadas por sus nietos, atropellados y hasta de ¡Homosexuales! Las estadísticas criminales se ocupaban de cuantos asaltos bancarios había o cuantos robos de autos. Todo eso ahora nos parece tan inocente comparado con las noticias de ahora: Que si aparecieron tantos decapitados, cuantos secuestros van en el mes, enfrentamientos del ejercito con delincuentes, negocios que tienen que pagar protección a las mafias. Políticos de alto nivel dentro de las filas del crimen.

Todo esto me hace pensar en emigrar hacia un lugar más seguro y con mejores oportunidades, como por ejemplo la Franja de Gaza o Irak.

REFLEXION

Tal vez si el capitalismo no estuviera basado en el egoísmo y la ambición personal desmedida, hasta tendríamos políticos honrados.

viernes, 16 de enero de 2009

la pareja ideal


Todo mundo sabe que la materia busca su equilibrio en la naturaleza, lo enseñan en Química Orgánica y está en la ley de conservación de la materia. Cuando la materia esta desbalanceada busca su complemento y así tenemos que los ácidos y las bases se neutralizan entre sí, pero por separado queman. Por eso buscamos parecernos al agua que tiene un equilibrio perfecto entre hidrogeno y oxigeno y es la fuente de toda la vida.

Yo creía que mi capacidad de asombro había llegado a su límite y que ninguna situación me parecería increíble hasta que asistí a una boda. Y debo confesar que aunque las bodas me siguen sorprendiendo, es la desigualdad de condiciones de los enamorados lo que en realidad me deja con la boca abierta y con un hilo de saliva escurriendo.

Recuerdo a un profesor de Química que nos decía; “ni mucha mujer para poco hombre, ni mucho hombre para poca mujer”, lo anterior resume que la pareja ideal solo será aquella con la que logremos empatar las aspiraciones materiales, espirituales y proyecto de vida aunque también es importante compartir gustos y aficiones, y lo más importante, saber que el hecho de que sea nuestra pareja no nos hace dueños de su vida ni de sus actos.

No creo que exista una formula verdadera para lograr que una relación sentimental se mantenga por mucho tiempo. Se que existen súper-hombres que no se establecen con una sola pareja porque piensan que merecen más o porque creen que pueden conseguirse algo mejor. También conozco mujeres que lo mínimo que aceptarían sería un galán de telenovela manejando un auto deportivo importado, una BlackBerry en la mano, un cuerpo escultural, la inteligencia de Einstein, el romanticismo de Neruda, la riqueza de un príncipe árabe y el miembro masculino del tamaño de una estrella porno, sin embargo, suponiendo que este existiera, lo más seguro es que sería homosexual o que piense que merece algo mejor y lo más seguro es que con el paso del tiempo estas mujeres se conformen con un tipo salido de un documental del National Geografic al que ellas mismas tengan que mantener.

Normalmente se acostumbra que la mujer sea de menor edad que el hombre, aunque no es una condición para que las cosas funcionen bien. Hace poco asistí a una boda en donde la novia le llevaba de ventaja al novio como 10 años, eso no se nota mucho cuando ambos rebasan los 60 años de edad, sin embargo él no pasaba de 25. Otro dato curioso es que la novia ya tenía dos hijas mayores de edad y el no tenía hijos, cualquiera de las hijas pasaría por la pareja del novio, y más porque una de ellas era madre soltera. Así es que fui testigo de cómo un hombre de 25 años paso en unos minutos de soltero a Padrastro y abuelastro. Cabe señalar que existen mujeres mayores de 40 años que están mucho mejores que muchas de 20, son guapas, cultas, inteligentes, con cuerpos esculturales y buenos trabajos, pero la de la boda que les platique no era de esas, así es que confirma mis sospechas de que el agua de calzón si existe, de otra manera no se explica.

Todos alguna vez en nuestra vida idealizamos la pareja que queremos y al final pasa como en los restaurantes, después de revisar todo el menú y elegir algo, cuando nos traen nuestro plato se nos antoja más el de la mesa de al lado.

En el libro de los 4 acuerdos dice que el amor verdadero es una mezcla a partes iguales de pasión, amistad y caridad. Eso me recuerda a mis abuelos en paz descansen, porque duraron juntos como 50 años y en cualquier oportunidad mi abuelo demostraba su pasión por el boxeo cuando golpeaba a mi abuela, su amistad con los borrachos de su pueblo y su caridad porque no les cobraba pasaje a las muchachas guapas. Ahora con que uno levante la voz tantito ya lo están acusando de maltrato psicológico y están pidiendo pensión alimenticia. ¿Por qué será que las parejas donde existe violencia duran más?

Conocí a Cuca porque trabajábamos en la misma empresa y como al año de solo darnos el saludo, comenzamos a platicar y a salir juntos. Era muy bonita y tenía unos ojos grandes que hacían juego con su cabello largo y rubio, además era muy agradable y sencilla. . Lo curioso es que siempre que salíamos nos ocurrían cosas de mala suerte, por ejemplo, en una ocasión fuimos a comprar juguetes para una fiesta y cuando regresamos unos rateros rompieron la chapa de la cajuela del auto y se robaron las bocinas, mochilas, herramienta, etc. Otra vez que fuimos al centro de compras regresamos y la grúa se había llevado el auto. Una vez fui por ella a la escuela donde estudiaba y al regresar alguien había chocado el auto, o la vez que íbamos al cine y en el camino se poncho una llanta, la repare de inmediato, pero la cajuela se cerro con las llaves adentro y además se activo la alarma por lo que se bajaron los seguros y nos quedamos afuera. Toda la mala suerte se concentraba en mi auto por lo que pensé que sería mejor viajar en transporte público, pero también nos asaltaron.

Era una mujer muy misteriosa porque al principio no me dejaba acercarme a su casa ya que decía que vivía en la casa de una amiga y la señora le tenía prohibido tener visitas. Me dijo que su mama la corrió porque se fue de vacaciones con unas amigas y no le creyeron. Como dos semanas después me llevo con su familia y su mama me dijo que estaba muy agradecida conmigo porque ella había regresado a la casa y así es como según yo me hice novio oficial porque entraba a su casa y salíamos en “familia” a comer tacos, a la feria, al campo y otras actividades. Todos en su casa me trataban muy bien, hasta el perro me saludaba.

La única nube que empañaba el horizonte era que según ella, su ex novio quien la golpeaba la había estado acosando y había amenazado con secuestrarla, así es que todos los días la iba a dejar a su casa en El Rosario. Un día que mi auto no circulaba ella me llevo en su Vocho rosa al metro y nos despedimos, pero tuve un mal presentimiento.

El trayecto de ese lugar a su casa era como de 5 minutos y yo hice más de dos horas a la mía. Cuando llegue le hable por teléfono y su hermana me dijo que no había regresado de trabajar. Eso me preocupo mucho y estuve llamando cada media hora hasta las once del noche y ella no había llegado. Al otro día no se presento a trabajar y en su casa me dijeron que no llego el día anterior. Pedí permiso de salir en mi trabajo y fui a su casa.

Su mama estaba triste y me dijo que no sabía porque no había llegado. Fuimos con sus hermanos y su mama a la Delegación a levantar un acta pero nos dijeron que si no aparecía en 3 días que fuéramos otra vez. Lo que me incomodaba era que ellos se veían tristes pero no preocupados, Pensé ¿Acaso no la quieren? Perdimos todo el día en ir de un lugar a otro hasta que se apiadaron de mí y me platicaron la verdad.

Ella nunca vivió con su amiga, vivía con su novio y yo aun incrédulo decidí ir a tocar a la casa de sus suegros y abrió la puerta un tipo que parecía recién salido de una pulquería, me acorde del borracho que aparece en las cartas de la lotería. Le pregunte por Cuca y de mala manera me dijo que se había ido a casar con su hijo. ¡Vaya! Solo era eso y yo que pensé que la estaba pasando muy mal.

Regrese con su familia y me invitaron a comer, parecía una escena de película de Marga Lopez donde hasta el perro sufre. Me despedí de ellos y me dijeron que regresara cuando quisiera, yo lo agradecí pero hasta la fecha no he querido. Ella nunca regreso a trabajar y algunas semanas después me habló y me invito a tomar un café. Fui a verla, platicamos y me contó lo mal que la pasaba y que su marido era borracho y que la golpeaba, etc. No sentí ni siquiera lastima, ya ni siquiera la veía tan bonita. Fue la ultima vez que nos vimos y lo mejor de todo es que mi carro salio sin un solo rasguño

REFLEXION
Si a golpes es la única manera de que funcionen las cosas, seguramente es porque no funcionan bien.

viernes, 18 de julio de 2008

Perdidas Irreparables

Dicen que lo peor que puede pasar es la muerte, sin embargo, creo que hay cosas aun peores, como la incertidumbre de no saber donde esta un ser querido. Cuando muere un ser querido, el tiempo nos trae resignación, cuando no sabemos donde esta alguien que amamos la herida permanece abierta todo el tiempo.

Yo contaba los días que faltaban para el parto con impaciencia y le preguntaba a mi mama si tenía alguna noticia. Para un niño los días son más lentos y cada hora nos parece un siglo, sabemos cuantos días faltan para el día del niño, para nuestro cumpleaños o para ir al parque el domingo, sin embargo, era desesperante no saber exactamente cuantos días faltaban para que naciera lo que hasta entonces era el ser más esperado de mi vida.

Cuando por fin me dieron la noticia quería ir de inmediato a la casa de mi tía Lidia, porque lo quería conocer, fue un parto múltiple y 5 nuevos seres habían llegado al mundo, pero a mi solo me interesaba uno, por lo que cuando me dijeron que dos habían muerto no me preocupó en absoluto.

Desde que lo vi sabía que era mío y de inmediato lo bautice con el nombre de “Bombero”, “Bombi” de cariño. Era un maltes precioso de color blanco con un manchon negro en el lomo y otro en la mitad de la cara abarcándole una oreja, la cara era chatisima y era mi primer mascota, la cual, mi tía me había prometido desde que me dijo que la perra estaba cargada.

Sin embargo, tuve que esperar todavía como un mes hasta que “Bombi” ya no se alimentara de su mama para poder llevármelo a casa, pero eso no impedía que lo fuera a visitar por lo menos cada semana y jugar con el, aunque me preocupaba mi primo Toñito que a sus 9 años era hombre de negocios, y ya estaba en avanzadas negociaciones con varios interesados que ofrecían jugosas cantidades de dinero por “Bombi”. Trató de convencerme que era lo mejor y que la “Chiquis” (mama de “Bombi”) después tendría más cachorros, así compartiría conmigo la mitad de la ganancia y posteriormente recuperaría mi perro. Quizás era la mayor cantidad de dinero que a mis 7 años jamás hubiera podido tener, pero para mí, “Bombi” no tenía precio, era como parte de mi familia y no estaba dispuesto a cambiarlo por ninguna cantidad de dinero.

Me dijeron que era tonto y que no sabía hacer negocios, pero yo para que querría dinero, ni siquiera sabría que hacer con el, lo más seguro es que alguien me lo “guardara” o en el peor de los casos, me compraran algo de ropa o zapatos.

Defendí a mi mascota de todas las maneras posibles, incluso, le comente a mi tía las intenciones de Toñito. Cuando me lo entregaron fue uno de los días más dichosos que recuerdo de mi niñez. Mi primera mascota, mi Bombi. Yo pensé que siempre íbamos a estar juntos hasta que un auto lo atropellara o muriera envenenado como mis mascotas posteriores.

Todos los días llegando de la escuela jugaba con mi perro, me encargaba de bañarlo, darle de comer y de vez en cuando limpiar sus “desechos”, tarea que normalmente hacía mi papa mientras renegaba a los cuatro vientos y me regañaba el resto del día por no atender mis obligaciones, así es que lo tome como parte de una rutina y penurias que debe pasara un niño por tener mascota.


A todo mundo le gustaba Bombi, por lo que no permita que estuviera solo en la calle por temor a que me lo robaran, pero un día al salir de la escuela mis padres me dieron una mala noticia; Bombi se perdió, mi corazón dio un vuelco ¿Cómo era posible? La explicación fue que mi Papa salio a barrer la calle y el perro salió a jugar, después mi papa termino la labor y cuando entró a la casa se le olvido que el perro estaba en la calle y cerro la puerta. ¡Que conveniente!, pensé. Cuando llegue a la casa busque por muchas calles, toque la puerta de los vecinos pero el perro no apareció. Fue la primera vez que perdí algo importante en mi vida, llore muchos días y me deprimí aunque nunca deje de buscarlo. Después tuve otros perros y aunque también los quería siempre regresaba el recuerdo y la nostalgia por Bombi.

Pasaron varios años y muchas veces lo soñaba, otras veces tomaba la bicicleta y recorría toda la colonia con la esperanza de encontrarlo. Donde quiera que veía un perro que se pareciera corría a verlo pero nunca era el.

Un día muy temprano iba caminando a la secundaria y a una calle de mi casa vi un grupo de perros en el que uno de ellos se parecía a Bombi. Tuve un presentimiento y mi pulso se acelero. Corrí hasta donde estaba y no cabía duda ¡Era mi perro!, no podía ser otro, sus manchas y su cara eran idénticas, el al parecer también me reconoció porque fue hacia mí y se dejo atrapar.

Lo cargue y lo lleve a la casa. Mi mama se sorprendió mucho y le pedí que no lo dejara salir, mientras yo tenía que correr a la escuela.

El día se me hizo eterno y a la salida me apresure a llegar a casa. Al perro le dio gusto verme, pero se quería ir a su casa. En cuanto alguien abría la puerta de la calle el trataba de escapar y eso me molestaba. Los dueños actuales fueron a la casa a pedirlo y les dije que ellos me lo habían robado, incluso le pusieron de nombre” Boby”. Reconocieron que si habían encontrado al perro varios años atrás pero que no lo devolvieron porque no sabían de quien era. Los niños se fueron llorando, pero no lo reclamaron más.

Los siguientes días Bombi estuvo triste y no quería comer, mi mama me dijo que respetaba mi decisión, pero el perro estaba sufriendo. Lo abrace por ultima vez, le abrí la puerta y le dije que se fuera. El perro salio corriendo hacia su casa. Fue la última vez que lo vi y aunque estuve llorando ese día, la herida sano y no lo volví a extrañar más. Los demonios se habían ido y pude estar en paz.

Después me dijo mi mama que la fue a visitar la señora y que sus hijos estaban agradecidos de que devolviera al perro y que podía visitarlo cuando quisiera. Como si me interesara ver un perro que ya no me quiere. No gracias.

REFLEXION

Un niño es autentico en sus sentimientos y no acepta cariños a medias. ¿En que momento dejamos de hacer eso?

jueves, 29 de mayo de 2008

El cine y la realidad

Hace unos días se estrenó la Película de Indiana Jones, que para los que nacieron en los noventas o después es una novedad. La película es entretenida, aunque la verdad bastante falsa para los tiempos actuales, quizás porque estamos a acostumbrados a ver explosiones, efectos y youtube, entonces cuando vemos una película de acción donde no matan a nadie y no se escuchan palabras altisonantes nos parece aburrida y bofa.

Pero yo he visto infinidad de películas peores que son aclamadas y la gente se vuelca a verlas porque la mercadotecnia hizo bien su trabajo.
Por ejemplo, la película del padre Amaro fue un churro peor que una película mexicana de cabaret de los 80’s, pero la gente fue a verla por el morbo que despertó, recuerdo un locutor de radio del programa del Weso que decía que todos tenían que verla porque la iglesia se oponía, y toda la borregada haciéndole caso pensando que estaban defendiendo una idea radical, cuando lo que en realidad hicieron fue engordar el bolsillo de los productores. Si hubiera sido por ideal, la hubieran dejado ver gratis.


Muchos dicen que se aprende mucho de las películas, pero a mi no me ha servido mucho ese conocimiento. Recuerdo que una vez traté de esconderme dentro del sistema de ventilación de un edificio, pero fue imposible porque aun cuando llegué al ventilador, me di cuenta que para quitarlo necesitaría muchas herramientas y además, apenas cabría una mano.


Cuando voy al supermercado, a no ser que sea navidad, jamás he visto que la gente salga con barras de pan sobresaliendo un poco de las bolsas.

En las películas el taxista nunca tiene problemas para dar cambio ni se para en una esquina a ver quien le cambia el billete y para cuando lo hace, te das cuenta que hubieras perdido menos tiempo en el transporte publico y hubiera sido mas barato.

Otro imposible es que encuentre un lugar de estacionamiento enfrente del lugar a donde vas sin que sea prohibido, exista un valet parking o que no sea en la carretera frente a un árbol o un poste para hacer del numero uno.

También me sorprende mucho que según el cine, para encontrar alguna persona solo tienes que mirar el directorio telefónico para buscar su dirección, y si hay varias personas con el mismo nombre será el que aparezca al final de la lista, no hay pierde, pero en la vida real he tratado de usar este método para buscar algún viejo amigo y no encuentro nada.

Aunque también es razonable que se tengan que utilizar algunos atajos para no perder tanto tiempo, como por ejemplo cuando alguien levanta la bocina del teléfono inmediatamente le contesta la persona con quien quiere hablar, como si esta estuviera pegada al teléfono mirando al infinito y esperando esa llamada, pero sería muy aburrido que por ejemplo Terminador hablara por teléfono y después de esperar 8 timbrazos una grabación le dijera: “Por favor, deje un mensaje” o “numero ocupado, si desea que Telmex remarque por usted marque uno y cuelgue”, se perdería tiempo valioso de acción.

Si el cine reflejara la realidad, sería muy aburrido y nunca pasaría nada. Yo he visto que algunas veces cuando hay un apagón, los autos no chocan hasta quedar unos encima de otros. Si he visto conductores muy tontos, pero normalmente si el auto de enfrente choca el de atrás se detiene o pasa por un lado.

Ahora bien, cuando hay un desfile, en las películas es fácil atravesar por enmedio hasta el otro lado de la acera, en la vida real la gente forma una barrera tan compacta que detendría un río desbordado. Es imposible pasar.

El cine es para disfrutarse y no para que sea algo real, no me imagino saltando desde 50 metros y deslizándome por la rasgadura de una cortina para llegar intacto al piso, primero no creo que exista una cortina tan larga y segundo en cuanto me colgara seguro que se desprende del cortinero.

Y si intentas manejar un auto sin parabrisas, veras que es muy difícil mantener los ojos abiertos, aunque en las películas ni siquiera se despeinan.

Pero en fin, si de buscar errores se trata, el que busca encuentra, te dejo un link donde se comentan algunos errores del cine.
http://www.elcanal.com/cine/errores_cine.htm

Esta es la lógica utilizada en las películas:

• Es fácil pilotar un avión y aterrizar con él si hay alguien en la torre de control que pueda dirigir la operación por radio
• Si tienes que recargar la pistola siempre dispondrás de suficiente munición aunque vayas desnudo
• Si tienes que hacerte pasar por un militar alemán no es necesario hablar el idioma con tener acento alemán bastará
• La torre Eiffel se puede ver desde cualquier ventana de París
• Un hombre no se inmuta mientras recibe una paliza de campeonato pero se queja cuando una mujer intenta limpiarle las heridas
• El comisario de policía siempre es negro
• Las cocinas no tienen interruptores de luz Si entras en una cocina de noche deberás abrir el frigorífico e iluminarte con la luz interior
• En el caso de las casas encantadas o con fantasmas las mujeres deben investigar cualquier ruido raro, vestidas únicamente con algo de lencería o ropa interior
• Los procesadores de textos nunca tienen cursor pero siempre se abren con una pantalla que dice Introduzca la contraseña
• Todas las mañanas las madres siempre cocinan huevos tocino y hot cakes para la familia aunque su marido y sus hijos no tengan tiempo para comérselos
• El comisario de policía siempre destituirá a su detective preferido o le dará 48 horas para terminar el trabajo
• Un sólo fósforo sirve para iluminar una habitación del tamaño de un estadio de fútbol
• Los habitantes de ciudades y pueblos medievales tienen una dentadura perfecta
• Las bombas van equipadas con temporizadores que tienen pantallas con grandes números rojos para que uno sepa cuando van a estallar
• Un detective sólo resuelve un caso cuando ha sido destituido o despedido
• Si decides ponerte a bailar en la calle notarás que todo el mundo que te rodea conoce los pasos
• No importa si tus enemigos te superan en numero durante una pelea de artes marciales te atacarán de uno en uno mientras esperan con gesto agresivo a que vayas acabando con sus compañeros
• Las comisarías de policía someten a sus agentes a exámenes de personalidad para que tengan como compañero de patrulla a otro que es justamente lo opuesto a él
• En cuestión de segundos no hay cerradura que se resista si uno tiene a mano una tarjeta de crédito o un clip a menos que sea la única puerta de acceso a una casa en llamas con un niño atrapado dentro
• En toda investigación policial que se precie, es necesario visitar como mínimo un club de striptease.
• Si alguien te persigue por el centro de la ciudad, siempre puedes quitártelos de encima ocultándote entre los participantes del desfile del Día de San Patricio, sea cual fuere la época del año.
• Todas las camas tienen un embozo que llega hasta las axilas en el caso de las mujeres, y hasta la cadera, en el caso de los hombres.
• Casi cualquier computadora portátil tiene suficiente potencia para acabar con el sistema de comunicaciones de una civilización extraterrestre invasora.


REFLEXION

Quien diga que su vida es como una pelicula, lo que quiere decir es que esta llena de incoherencias, falsedades y utiliza dobles para las escenas peligrosas.